Como una muñeca de escaparate

...Y ¡Ay, qué gran maestro el tiempo, templador de sentimientos y tristezas, cura de heridas, arsénico para el alma, qué gran maestro ! Y es que nunca entendiste el amor ni sus circunstancias. El egoísmo que se espera al decir un te quiero sin contemplaciones, vacíos, fondo ni comillas.. Y ahora te observo desde lo más alto de mi pedestal de dios sonriendo y recuerdo el tiempo aquel en el que fui un títere de tus desvaríos y pasiones, una esclava en tu actuar de cría caprichosa y se me llena la boca al decirte, belleza, no sabes lo que es el amor ni su circunstancia. Me colgaste una nueva vida lejos de tus labios y de tu pelo, me cerraste tu piel y tus noches en banda y me clavaste tu desdén en la espalda: y fue mientras me alejaba que sólo vi el maniquí de escaparate gris que una vez estuvo en mis manos y abandonó mis ojos entre lágrimas. Ay, muchacha, poco te deseo lo que sufres en la distancia, por no saber nada del amor, ni de sus circunstancias...