Estoy cansada de ver la tele, de luchar entre el sueño y el deseo, mientras de reojo no dejo de observar ese escote que no deja de llamarme durante toda la tarde.
Por fin decidimos ir a dormir e invento una excusa para hacerte salir de la habitación mientras escondo las esposas bajo la almohada.
Ya te tengo a mi lado y no tardo ni 2 segundos en lanzarme a tu boca, abandonándola de vez en cuando para dirigir mi atención a tu cuello; lo muerdo, lo lamo, lo acaricio con el piercing de mi labio (ese que te parece tan sensual).
Tengo que quitarte la ropa, lo necesito, necesito el contacto con la piel… y ahí es donde empieza mi lucha pero se que al final valdrá la pena. Una vez logrado mi objetivo, es hora de sacar mi sorpresa de debajo de la almohada y esposar tus manos y, ya que estamos, vendarte los ojos.
Ahora ya me siento mas libre, ahora mando yo y eso me produce una excitación mayor.
Voy a disfrutarte con mis cinco sentidos pues no hay barrera alguna que me impida utilizar cada uno de ellos:
Tacto, mientras mis manos recorren cada centímetro de tu cuerpo.
Olfato, para embriagarme con el aroma de tu piel.
Vista, porque desde esta posición es un placer ver como te entregas a mí.
Gusto, para deleitarme en el sabor de tu sexo.
Oído, estremeciéndome con cada gemido.
Cinco sentidos
Sección: 1ª Temporada, Zoe Eristoff |
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