Cazadora de emociones

Una piedra no ríe, nada le hace gracia, tampoco llora porque nada le hace daño, no le importa estar sola o rodeada de otras piedras, siente completa indiferencia por el mundo que le rodea, no necesita nada ni a nadie.

Esa es la mutación que estoy sufriendo desde hace casi dos meses. A cada palo que recibo me voy endureciendo un poco más.
Voy a la caza de cualquier emoción que pueda sentir, y la encierro donde no pueda molestarme.

Por orgullo no mostrare mis puntos débiles, dejare fuera cualquier síntoma de fragilidad. Guardare el odio, la rabia, el amor, la pasión, la ilusión… si dejo de sentir esas cosas dejaran de hacerme daño.

Pero la verdad es que no quiero vivir como una piedra. Quiero pensar que algún día aparecerá algo o alguien que con su hechizo, o un simple beso, derrumbara esta torpe coraza.