Chupito

El otro dia fuímos a un bareto bastante chic en Coñolandia al que hacía tiempo que no íbamos. Lo recordaba como un local de música house muy fuerte, unos sofás enormes en los que solo podías sentarte y gritar a la de enfrente por encima de la mesa que separaba a tu grupo y la música cargante, y un cartel que ofrecía Chupitos de "amor verdadero".
Pues bien, nada más entrar la música nos volvió a dejar sordas, pero ¡oh my god! con lo cansada que estaba y resulta que me han quitado los sofás! han puesto, eso si, una especie de bancos afelpados mirando hacia la barra, creados especialmente para las bolleras olímpicas: es decir, ésas que se sentarán y podrán puntuar, cual jurado, el culo de la que pide en la barra o las tetas de la que pasa hacia el lavabo.
Pedimos unas cervezas y observamos a la gente. Comprobamos que se ha puesto de moda una especie de pantalón blando caido mezcla de los pantalones de Aladdin y pañales Dodotis totalmente horribles. Si esto es moda, que me encierren, dios mío. Y mirando hacia la barra, veo que aún existe el famoso chupito que ofrece amor verdadero. Nos los pedimos y bueno, es una especie de licor de mora (será por ése libro lésbico de La mancha de la mora?) y algo más. Un camelo, vamos. Para lo único que sirve el chupito de marras es para tontear con la camarera "dame un poco de amor verdadero" y venga la otra camarera (su novia) y amenace con partirte los morros.
Qué grandes son los locales de ambiente...