Calentamiento global

Abrí lentamente los ojos, sin saber exactamente dónde estaba. Al ver el tren en el andén de enfrente recordé que me había quedado dormida en la estación de metro. ¿Cómo había pasado? ¿Cuánto tiempo llevaba así? Antes de incorporarme ví como una chica con maletín se acercaba hacia mí. Me preguntó algo pero no entendí, pensé que quería un cigarro y dije que no tenía, que se me habían acabado. La chica se sentó a mi lado y me cogió la mano. Su reacción me sorprendió tanto que no podía hablar, ni moverme, esperaba que ella me explicase qué hacía ahí. Me preguntó cuántos años tenía, si estaba sola, si había cenado algo (es que me pensaba invitar a cenar?), y más cosas sin sentido que ya no recuerdo.

Se levantó, y con una mano en mi nuca y la otra sujetando mi espalda, me tumbó en el banco de la estación. Recuerdo el roce de su pelo en mi brazo, su suave tacto en mi cuello. Se acercó más a mí y me empezó a desabrochar la camisa, con prisa, como si estuviese urgente de alguna necesidad. Me puso la mano en mi pecho, el corazón me latía a mil por hora. De su maletín sacó una botellita, la acercó a mis labios y me dio de beber, poco a poco, acariciando mi cabeza. Yo me dejaba hacer, aunque me estuviese drogrando para después violarme, decidí dejarme llevar por sus acciones, que fuera ella la que me guiara hacia donde ella quisiera. La bebida estaba haciendo un efecto raro en mi cuerpo, y una sacudida me recorrió de pies a cabeza.

Abrí los ojos. Pero... ¿no los tenía ya abiertos? ¿dónde estaba? giré la cabeza y me encontré a mi lado a la chica, con una camiseta del Samur. "Tranquila. Tan sólo te has desmayado por el calor que hace en estos trenes..."