Cursos acelerados o recursos desesperados

- El truco está en las miradas. Tú quédate quieta y cuando veas una que te gusta la miras fijamente.
- Vale. ¿Exactamente cuanto rato me tengo que estar hasta que haga efecto?
- ¿Qué pregunta es esa Nine? Yo que se, pues un rato.
- ¿Pero cuánto rato? ¿Una hora? ¿Dos horas? Que a mi no me importa, lo digo por saberlo.
Ligar, sí, esa extraña acción enamoratoria (o pillatoria en su defecto) que toda lesbiana jura y perjura no saber hacer. Eso si, ante la pregunta ¿Y cómo se liga? No hay ni una que se quede callada. En el poco tiempo que llevo atrapada en el mágico mundo del ambiente he llegado a acumular semejante manual de tópicos/idioteces varias que el día que una pobre inocente se me acerque a pasar el rato la cosa va acabar en un post bajo el título "Chistes de mal gusto".
- ¿Y cuando dices “mirar fijamente” te refieres con intensidad, sin pestañear, a los ojos o intimidando?
- Mujer, que se te vea predisposición pero sin asustarla. La típica mirada de ligar, vamos.
“La típica mirada de ligar”, el día que debieron enseñar eso en clase yo debía estar vacunándome contra la hepatitis Z. Y para colmo, si lo del contacto ocular te había parecido demasiado complicado, preguntando por ahí siempre encuentras a ese prodigio de la imaginación que ha hecho de ligar un arte:
- Yo tengo un truco infalible, ahora, solo sirve cuando llueve. Vas hacia la tía y le pegas con el paraguas en la cabeza. Y mientras se recupera y te disculpas pues ya habéis hablado un poco.
- ¿Y así se liga?
- Bueno, si el golpe va acompañado de que estas bastante buena pues sí.
- ¿Y para qué coño querría yo estrategias para ligar si estuviera buena?
Al final, y cuando ya te has pasado unas cuantas noches enganchada en la barra de cualquier antro “mirando fijamente” a una completa desconocida (o pegándole en la cabeza con un paraguas, si lo prefieres) te das cuenta de que el consejo “Se tú misma” (el día que alguien patente esta frase se va a forrar pero bien) no funciona tanto como una desearía. Por otra parte es bastante lógico, porque si para ligar solo se tuviera que “Ser una misma” yo no estaría en situación de no-me-como-un-torrao permanente. Llevo siendo yo misma desde hace 17 años, tendría que estar saliendo ya con Scarlett Johansson por lo menos.
Otro consejo típico, a la par que nefasto, es aquel de hazla reír. Pero a ver, alma de cántaro, ¿tú viste que Chiquito de la Calzada tuviera muchas novias? Pues es obvio que no funciona, y si no te lo digo yo: no funciona. Aunque lo que nunca se debe hacer, jamás de los jamases, ni que te de pánico el contacto directo, ni que la hayas mirado, aparaguado, deleitado con tu única personalidad, contado mil chistes, etc. es mandarle “el mensajito del amor”. Todavía recuerdo mi primer (y último) intento de escribir una carta de declaración. La afortunada era una sustituta de la profesora de inglés, y la cosa fue por aquí:
“Hola profe. Seguramente pienses que tengo un retraso mental ya que hoy en clase te he preguntado 15 veces cómo se escribe Hello, pero es que me encanta que te gires hacia la pizarra para poder verte el cu--- (cuello por detrás).

Tu admiradora secreta… o ya no tan secreta”

Nine Simone.